Síntomas de celos entre hermanos
Los celos son una respuesta afectiva natural e implican una mezcla de emociones que afecta a toda la familia. Generalmente se producen porque uno de los hijos se siente desplazado respecto al otro u otros. A todos nos gusta recibir la atención de los demás, de hecho, es una fuente de reforzamiento importantísima y muchas veces actuamos en base a si vamos a obtener atención de los demás o no. Por eso, no es tan extraño que cuando vemos que esa cantidad de atención que estábamos acostumbrados a recibir peligra, intentemos ponerle solución.
Aunque sea lo más frecuente, los celos entre hermanos no solo se producen cuando llega un nuevo bebé. Pueden producirse también cuando alguno de los hermanos hace algo nuevo y se lleva todas las miradas de atención, como por ejemplo empezar a hablar o caminar. Tampoco tienen por qué producirse del hermano mayor hacia el pequeño, sino que puede ser también al revés o darse entre mellizos o gemelos, por diferentes motivos, como que uno saque mejores notas en el colegio o se le dé mejor un deporte.
Los celos infantiles se pueden manifestar de varias formas en función de las características de los niños: rabietas, pegar al hermano pequeño, no hacer caso a lo que se le dice, negarse a compartir juguetes, llantos, aislamiento, pesadillas o alteraciones de sueño, regresiones a estadios previos (por ejemplo, volver a chuparse el dedo o volver a hablar como un niño más pequeño), etc. El objetivo final de estos síntomas será generalmente el de llamar la atención de los cuidadores. No debemos olvidarnos de que todo esto tendrá un efecto también sobre el otro hermano y sobre los padres, que ante los comportamientos de su hijo pueden sentir frustración, tristeza, sentimientos de culpa…
Actividades para trabajar los celos entre hermanos
Un error común es intentar evitar a toda costa que los celos infantiles se produzcan. Muchos padres intentan prestar más atención al hijo que tiene celos o le reprimen de alguna manera cuando los expresa. Ambas opciones impiden que se manifieste lo que antes ya se ha comentado que es una respuesta natural y adaptativa.
Aun así, se puede aprender y enseñar a los hijos a gestionar mejor esa respuesta para que no se mantenga con el tiempo. A continuación, se detallan algunos aspectos importantes dentro de la psicología infantil para gestionar mejor los celos infantiles:
- Enseñar a expresar sus emociones de forma adaptativa, sin gritar y sin pegar. Esto les ayudará a poder transmitir a los demás cómo se sienten y a poder gestionar conflictos de una manera respetuosa con los demás.
- Dejarles hablar y escuchar de manera empática. Muchas veces tienen cosas muy importantes que decir y si nos limitamos a castigar y reprimir cuando empiezan a expresarse, estaremos desaprovechando una oportunidad magnifica para saber qué les pasa y cómo podemos gestionarlo. Pregúntale directamente cómo se siente y por qué hace lo que hace.
- Cuando lleven a cabo comportamientos desadaptativos, como gritar o pegar, será fundamental mantener la calma y actuar con tranquilidad. Es importante no dejarnos llevar por nuestras emociones, ya que probablemente en ese momento experimentaremos rabia, frustración, culpabilidad…Por ejemplo, si le damos una recompensa solo para que deje de actuar así y sentirnos mejor con nosotros mismos, estaremos contribuyendo a que el problema se mantenga, porque aprenderá que cuando grita o pega, obtiene algo que le gusta. Se debe intentar no utilizar el castigo, y si se llega a usarlo, que sea como último recurso. En el artículo “El castigo y su impacto” puede obtener más información sobre el castigo y sus consecuencias.
- Analizar por qué está llevando a cabo ese comportamiento desadaptativo. Saber el motivo nos ayuda a detectar mejor sus necesidades y a actuar de una forma más adecuada a la situación. Como no hay dos niños iguales, es importante intentar adaptarse a las necesidades de cada uno. No será lo mismo que pegue a su hermano porque tiene sueño que porque considera que no le estamos haciendo el caso suficiente.
- Reforzar su comportamiento cuando se comporta como a nosotros nos gustaría y especificar muy claramente porque se le está reforzando. Por ejemplo: “¡Cómo me gusta cuando juegas con tu hermana tranquilo y le dejas tus juguetes!”.
- Para motivar ese comportamiento deseado, podemos implicarle en algunas tareas sencillas que impliquen el cuidado del hermanito/a, como ayudar a darle el biberón o a vestirse, pero sin saturarle en exceso, y reforzarle por hacerlo.
- Es muy importante no comparar entre hermanos, ni poner etiquetas (por ejemplo, el mayor es el responsable y el pequeño es el despistado) ya que puede influir de manera importante en su autoestima y generar o mantener los celos.
- Dedicarle un tiempo en exclusiva a solas con cierta frecuencia (sin saturarnos nosotros ya que sabemos que sacar momentos así cuando se tienen varios hijos, puede ser complicado) y que vean que tienen toda nuestra atención. Por ejemplo, aprovechar de vez en cuando el momento de la siesta del bebé para jugar un rato juntos, leerle un cuento por la noche o ir un día solos al cine.
Debemos tener en cuenta que es imposible ser 100% justos y que saber cuáles son las necesidades de cada uno es una tarea muy compleja. Por eso es importante que, como padres, no nos autoexijamos de más y que seamos conscientes de que hacemos lo que buenamente podemos. Para más información, podéis consultar el artículo “Qué hacer cuando mi hijo se porta mal” en el cual hay información más detallada sobre cómo afrontar comportamientos desadaptativos en la infancia. En caso de que los celos se produzcan específicamente ante la llegada de un nuevo bebé a la familia, podéis consultar el artículo “Síndrome del príncipe destronado, la llegada de un nuevo hermano”.
¿Qué ocurre cuando los celos se mantienen en la adolescencia o en la adultez?
En esta situación, los celos suelen manifestarse de formas diferentes, como por ejemplo manteniendo una actitud desafiante con uno o ambos progenitores. En estos casos, es importante analizar qué creemos que puede estar pasando y ¿qué mejor que preguntándoles directamente? En general, un adolescente o un adulto nos podrá explicar mejor lo que le sucede y podremos ver cómo podemos trabajarlo. Quizás no nos hemos dado cuenta y hemos comparado a los hermanos en exceso, aspecto que podríamos empezar a corregir si tenemos esa información.
Teniendo todo esto en cuenta, cada persona y situación son diferentes y será importante explorar en cada caso qué puede estar ocurriendo. Si crees que podemos ayudarte a ti o a tus hijos a superar este tipo de celos, no dudes en ponerte en contacto con nosotros para que podamos valorar tu caso y ofrecerte una atención más individualizada.
Aina Fiol Veny
Psicóloga Col. Nº B-02615