Empieza el curso y aparte de preparar todo el material escolar, también llega el momento de pensar y planificar qué actividades extraescolares queremos que realicen nuestros/as hijos/as. La elección del número de actividades está condicionada por la jornada laboral de los padres y las madres, pero también por la creencia de que el “no hacer nada” está socialmente muy mal valorado.
En muchas ocasiones, nuestros/as hijos/as nos dicen que no saben qué hacer y que se aburren. Ante este aburrimiento, los/as padres/madres nos sentimos incómodos/as y solemos reaccionar buscando inmediatamente actividades con la que se mantengan entretenidos/as durante las tardes. Sin embargo, con ello estamos privándoles de un espacio libre, en el que tengan un tiempo de juego, para pensar y dejar volar la imaginación. Así pues, cuando disponen de tiempo libre de ocio no saben cómo gestionarlo y recurren a los/as padres/madres para que les busquen soluciones.
Darles todo hecho y planificado no les ayuda, les hace más dependientes y sobreprotegidos. No sólo no les ayuda a ellos/as sino que a los/as padres/madres nos genera aún más estrés y frustración debido al cansancio acumulado.
Razones por las que los/as niños/as deben aprender a aburrirse porque:
La creatividad no debe entenderse únicamente como imaginación para crear arte sino también para enfrentarse a la solución de problemas y conflictos diarios, por lo que les convertirá en personas más resolutivas.
Los/as padres/madres debemos tener paciencia y aprender también junto a ellos/as que aburrirse tiene aspectos muy positivos. Hay que concebirlo como una oportunidad y no tanto como un déficit.
¿Significa esto que debamos ignorar cuando nuestros/as hijos/as nos digan que están aburridos y no saben qué hacer? No. Debemos acompañarlos, validar que se sientan así y facilitarles materiales, juguetes, libros, puzles, plastilinas o juegos que puedan hacer en solitario para que puedan desarrollar su autonomía y creatividad. En el caso que insistan en querer jugar con los/as padres/madres, debemos llegar a un acuerdo y plantearles que primero jueguen solos/as porque no se puede estar con ellos/as y que después se dedicará un tiempo a jugar juntos/as.
En el caso de las actividades extraescolares, es importante dedicarles tiempo ya que son espacios en los que se fomenta la socialización y la diversión por lo que permite su desarrollo.
Si después de leer este artículo, tienes dudas o necesitas ayuda para gestionar el aburrimiento de tus hijos/as, puedes ponerte en contacto con nuestro gabinete de psicología infantil y te orientaremos.
Laura Maymó Gallurt
Psicóloga Col. No B-03427