Problemas de conducta en niños

Problemas de conducta en niños

¿Qué son los problemas de conducta en niños?

Los problemas de conducta en los niños generan un alto grado de malestar en la familia, siendo muy perturbadores si no se manejan de forma adecuada.

En muchos casos, son problemas transitorios que se superan con facilidad, pero en otros casos adquieren dimensiones más graves que conllevan serias dificultades de adaptación que pueden afectar a varios entornos, como puede ser el escolar o familiar. Para pasar de hablar de simple problema de conducta a un trastorno de conducta habrá que tener en cuenta criterios de duración, gravedad y persistencia con la que se producen las conductas problema, así como el nivel de generalización en los distintos ámbitos de la vida del niño.

En algunos casos, los problemas de conducta pueden presentarse conjuntamente con otros trastornos, principalmente con el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), aunque en este caso el comportamiento perturbador es el resultado de la falta de atención y la impulsividad características del trastorno, y no con la intención de saltarse las normas sociales.

¿Cuáles son los principales problemas de conducta?

  • Rabietas: Consisten en explosiones reactivas de la conducta del niño. Se consideran normales en ciertos períodos infantiles, entre los 2 y los 4 años, a partir de la cual deberían empezar a remitir. Las rabietas se consideran un problema cuando el niño las utiliza como un medio para conseguir algo. Los padres muchas veces ceden para evitar el problema o por cansancio, lo que hará que se vuelva a repetir en un futuro.
  • Desobediencia: Aunque hasta cierto punto puede ser normal cuando los niños comienzan a alcanzar su individualidad, muchos padres se quejan de conductas de desobedecer normas, órdenes, destruir objetos, etc.
  • Negativismo: Sería la oposición activa a realizar aquellas demandas que no quieren. En muchos niños es una forma de llamar la atención de sus padres o de evitar alguna actividad que no quieren hacer, y cada vez que el niño consigue hacer lo que desea con esa conducta, aumenta la posibilidad de que ésta se vuelva a repetir.

Causas de los problemas de conducta en niños

El origen de estos problemas puede deberse, en muchas ocasiones, a pautas educativas desajustadas y a una mayor disponibilidad y accesibilidad a modelos inadecuados.

Existen diferentes factores que pueden afectar al desarrollo de problemas de comportamiento, desde factores internos como el temperamento, hasta factores externos como los estilos parentales y la falta de límites en la crianza. La educación y los factores familiares jugarán un papel importante en el desarrollo y/o mantenimiento de los problemas familiares. La familia es el grupo de referencia que transmite al menor el conjunto de normas y valores sociales, a través de las actitudes y comportamiento de los padres. El clima familiar es uno de los factores que más influye sobre la dinámica familiar siendo muy importante la comunicación y la cohesión entre sus miembros, por ello será fundamental enseñar a los padres pautas eficaces para el manejo de situaciones en las que se produzcan conductas disruptivas.

Cómo ayudar a un niño con problemas de conducta

  • Será fundamental promover una buena relación y cuidar diariamente algunos aspectos positivos de nuestra relación con los hijos. Será importante fijarnos y reconocer las cosas positivas que hacen nuestros hijos, por mínimas que sean, y reforzarlas para que éstas se repitan en más situaciones. Practicar la escucha activa mejorará la comunicación familiar y es un reforzador muy importante que debemos tener en cuenta, ya que permite al niño que exprese sus sentimientos y así validarlos.
Cómo ayudar a un niño con problemas de conducta
  • Es importante dar ejemplo positivo y compartir momentos agradables. Una de las cosas que más valoran los niños es tener momentos relajados y de diversión con sus padres ya que son las personas más importantes de su vida. Las investigaciones nos dicen que los niños/as que mantienen vínculos afectivos fuertes y relaciones positivas con sus padres cumplen más fácilmente las normas y tienen un desarrollo emocional más saludable. Podríamos empezar por compartir, a diario o algunos días a la semana, 15 o 20 minutos  de “momento dulce” en los que no haya reproches ni discusiones, y los dediquemos a conversar, leer juntos un libro, jugar, etc.
  • Enseñarles directamente cómo debe comportarse o cómo deben actuar en determinadas situaciones.
  • Establecer normas claras y límites adaptados a su edad y madurez. Las normas dan seguridad y forman parte del funcionamiento básico de nuestra sociedad. Se deben dar de forma directa, de una en una y asegurarnos de que el niño nos escucha y atiende. Para que cumplan nuestras normas, debemos elogiarles cuando las cumplan para que lo sigan haciendo y el buen comportamiento se instaure como un hábito.
  • Adoptar medidas si se incumplen las normas. Si no se cumplen las normas habrá que adoptar medidas para que su incumplimiento tenga consecuencias ya que, si no las hay, las normas dejarán de ser efectivas y perderán su función.
  • Refuerzo positivo de las conductas adecuadas, prestando especial atención al comportamiento correcto y elogiarle ya que de esta forma es más probable que lo repita en el futuro.
  • Los niños deben recibir el mismo mensaje de papá y mamá y no entrar en contradicciones.
  • Para mejorar el comportamiento no debemos concluir que se debe a su forma de ser, o a que nuestros hijos son malos o vagos, en este sentido debemos tener en cuenta que son conductas aprendidas que se pueden cambiar utilizando las estrategias adecuadas. Conviene evitar etiquetar a los niños.

La infancia es un período clave para un adecuado desarrollo del niño, por ello será fundamental una detección temprana de estas dificultades y la puesta en marcha de las estrategias adecuadas para evitar que los problemas se agraven con el paso del tiempo.

Mónica Arca Pérez
Psicóloga General Sanitaria
Nº Col.: B-02760