Estamos asistiendo a una serie de trasformaciones digitales que están cambiando la sociedad tal y como la conocemos, a nivel político, económico, social e individual. En este contexto, las Tecnologías de Información y la Comunicación (TICs) son un importante motor de desarrollo y fuente de oportunidades para las personas. Aún con todos los beneficios que conlleva, la sociedad digital también comporta nuevos retos y riesgos, especialmente para los menores y adolescentes como puede ser mediante el uso de prácticas como el “sexting”. Se denomina “sexting” a la elaboración y el envío de fotos, videos o mensajes sexuales sobre uno mismo a través de internet o el teléfono móvil. Estos contenidos pueden enviarse a parejas, amigos o amigas, personas con las que se mantiene un “tonteo” sexual o amoroso o usuarios que se conocen solo por internet.
Motivaciones para practicar sexting
Las razones para practicar sexting entre los menores son variadas. En muchos casos, los adolescentes practican sexting para “coquetear” con otros adolescentes. El envío de contenidos sexuales es una forma de explorar la identidad y la orientación sexual, por lo tanto, es algo normativo y frecuente en esas edades. Internet proporciona una vía aparentemente inofensiva para ello y el sexting podría ser un canal de expresión para los jóvenes.
Algunos jóvenes practican sexting como un juego, una broma o como una forma de divertirse. Otros, se implican en el sexting por presión social. Al ser una práctica normalizada, muchos adolescentes demandan a otros fotos o videos sexuales y, en consecuencia, puede aparecer la dificultad de decir que no o sentirse en deuda con quienes envían este tipo de contenido.
Finalmente, algunos estudios señalan que la exposición del cuerpo a través de internet podría ser una forma de aumentar la propia autoestima al ver que otros están interesados en sus fotos íntimas. No obstante, el envío de contenidos sexuales se percibe como algo insignificante o que no conlleva consecuencias negativas (por ejemplo, que la foto o el vídeo se difunda a terceras personas no deseables o desconocidas).
Prevalencia del sexting
No todos los adolescentes practican sexting. En la mayoría de los casos se trata de mensajes de texto con contenido sexual. Estos escritos son la forma menos grave de sexting ya que no comprometen al menor con una imagen o un video sexual. En el caso de mensajes de texto es necesario no alarmar y tener en cuenta que la exploración sexual forma parte de la adolescencia y que la expresión de deseos sexuales es algo normativo y frecuente.
A continuación, se presentan los datos de prevalencia en una muestra española referidos a la frecuencia con la que los adolescentes (entre 12 y 17 años) han practicado sexting en los últimos 12 meses (Gámez-Guadix et al., 2017).
- Envío de mensajes de texto con contenido sexual
Total: 10,8%
1 a 3 veces: 7,2%
De 4 a 10 veces: 2,1%
Más de 10 veces: 1,5%
- Envío de fotos con contenido sexual
Total: 7,1%
1 a 3 veces: 4,8%
De 4 a 10 veces: 1,5%
Más de 10 veces: 0,8%
- Envío de videos con contenido sexual
Total: 2,1%
1 a 3 veces: 1,4%
De 4 a 10 veces: 0,4%
Más de 10 veces: 0,2%
La mayoría de los adolescentes practica de una forma esporádica comportamientos considerados sexting siendo el porcentaje menor cuando se trata de comportamientos recurrentes de envío de fotos o videos con contenido sexual (p.ej., más de cuatro veces).
¿Porqué el sexting puede representar un problema?
En sí mismo, el envío de contenidos sexuales no es algo negativo. Es más, como se ha señalado, puede favorecer importantes procesos durante la adolescencia como el desarrollo de relaciones interpersonales o la exploración de la identidad sexual (Doring, 2014; Livingstone y Smith, 2014). El problema deviene cuando el sexting expone a diferentes riesgos a la juventud, derivados principalmente de un mal uso por parte de otros de los contenidos sexuales que son enviados. Estos riesgos están íntimamente relacionados con la facilidad de trasmitir fotos o videos de una persona a otra en Internet, la ilimitada permanencia de este material en la red y el hecho de que cualquiera pueda acceder a esos contenidos en el futuro. Además, cuando se trata de menores de alrededor de 12 años, el sexting podría estar contribuyendo a generar pornografía infantil que podría ser distribuida por pedófilos o pederastas. En el ciberespacio no existen los límites temporales. Una foto o un vídeo sexual que se envía a una persona puede permanecer en Internet para siempre. El material sexual enviado podría ser empleado años después para chantajear o amenazar a quien lo generó y envió.
Desde el punto de vista psicológico, la distribución de este tipo de imágenes o videos sin control puede desencadenar sufrir graves trastornos emocionales y sociales desde casos de ansiedad, depresión, pérdida de autoestima, de identidad y credibilidad, traumas, humillaciones y rechazo o aislamiento social hasta el suicidio originado por el sexting.
Probablemente, habrás odio hablar de la famosa serie “Por trece razones” donde se relata la historia de Hannah Baker, una adolescente que decide terminar con su vida, dejando trece cintas de casete en las que explica sus razones para hacerlo. El objetivo es mostrar a las trece personas que las reciben que todos, de una u otra forma, están vinculados en las situaciones a las que Hannah se ha enfrentado. La serie incorpora el contexto tecnológico actual que rodea a los adolescentes que, aunque facilita la comunicación, añade más complejidad en cuanto a convivencia y los conflictos que puedan surgir en ella. De hecho, se dan situaciones de ciberacoso y sexting, mostrando también aspectos como el alcance de la viralidad en Internet y sus consecuencias, la pérdida de privacidad o el peso de la reputación online. A lo largo de todos los capítulos, se pone de manifiesto que el valor del apoyo y el respeto entre compañeros es clave para prevenir estas problemáticas. En definitiva, los problemas psicológicos que genera el sexting en el adolescente jamás deben menospreciarse.
Proteger a los menores y adolescentes de las consecuencias del sexting
La investigación sobre el sexting ha puesto de manifiesto la necesidad de educar en una sexualidad responsable que permita minimizar los riesgos del sexting.
- “Es hora de enseñar sexting seguro” (Patchin e Hinduja, 2020), recoge una serie de recomendaciones con este fin: si alguien te envía un contenido sexual no se lo envíes ni se lo muestres a nadie más, si envías un mensaje de texto a alguien asegúrate de conocer bien a esa persona, no envíes imágenes a alguien a quien no estas seguro de que le gustaría verlas, considera las fotografías sugerentes en lugar de las explícitamente sexuales, no incluyas tu rostro, desactiva los servicios de geolocalización, entre otras.
- Trabajar una buena educación sexual de los menores y adolescentes. Para muchos padres o educadores, la sexualidad es un tabú que provoca malestar y vergüenza. Educar sexualmente a los hijos implica transmitirles una serie de actitudes y conocimientos específicos sobre la sexualidad que les permita vivir de una forma positiva y saludable.
- Trasmitir una idea positiva sobre la sexualidad y las relaciones íntimas. Los padres y educadores deben transmitir la noción básica de que desarrollar una sexualidad de forma saludable y sin riesgos depende del propio comportamiento y actitudes de respeto que uno tenga. Recomendamos informar a los menores de los potenciales riesgos para que puedan evitarlos o minimizarlos, así como subrayar dos normas fundamentales para relacionarse con otros adolescentes: el respeto (permite vivir la sexualidad de manera equilibrada y positiva) y la responsabilidad (ejercer la libertad sexual con conocimiento de lo que se hace).
Algunas ideas sobre las que trabajar con menores podrían ser:
- Piénsalo dos veces antes de enviarlo. Es imposible recuperar las fotos o videos que enviamos a través de internet o el móvil.
- No es no. Si alguien expresa su negativa a enviar fotos/videos no se debe insistir, amenazar o coaccionar para que lo haga.
- No debes sentirte presionado para practicar sexting. Es una decisión personal y debe respetarse.
- Las imágenes de otros pertenecen a su propietario, por tanto, no debemos distribuirlas.
Laura Riera López
Psicóloga Col. Nº B-03323
Artículos relacionados:
Doring, N. (2014). Consensual sexting among adolescents: Risk prevention through abstinence education or safer sexting. Cyberpsychology, 8(1), 1-18.
Livingstone, S., y Smith, P. K. (2014). Annual research review: Harms experienced by child users of online and mobile technologies: The nature, prevalence and management of sexual and aggressive risks in the digital age. Journal of child psychology and psychiatry, 55, 635-654. doi: 10.1111/jcpp.1219
Gómez-Guadix, M., de Santisteban, P., y Resset, S. (2017). Sexting among Spanish adolescents: Prevalence and Personality Profiles. Psicothema, 29, 29-34.
Patchin, J. W., & Hinduja, S. (2020). It is time to teach safe sexting. Journal of Adolescent Health, 66(2), 140-143.
Recursos de interés: