EL ONLINE GROOMING: UN NUEVO PELIGRO PARA ADOLESCENTES

El online grooming es el proceso a través del cual un adulto, valiéndose de los medios que le ofrece Internet, consigue involucrar a un menor en un proceso de abusos sexuales tanto de manera directa (en persona) como indirecta (p.ej., a través del intercambio de contenidos sexuales o webcam). Dentro del proceso de online grooming entran en juego elementos de acercamiento afectivo y construcción de un vínculo emocional de manera progresiva, con el fin de evitar la revelación por parte del menor y así mantener la relación en el tiempo. Los datos de prevalencia de online grooming varían en función de las edades de los menores, apareciendo cifras entre el 2 y el 4% en menores de 12 y 13 años, llegando a un 15,4% en adolescentes de 15 años.

Diferencias entre el abuso sexual tradicional y el online grooming

Una cuestión que destacar respecto al abuso sexual a través de las TICs es que en el abuso tradicional los adultos abusadores suelen ser personas cercanas al entorno familiar del niño o integrantes del propio sistema. Sin embargo, dadas determinadas características de las TICs, potenciales abusadores pueden ganar acceso a los menores a través del proceso de online grooming, y así entrar en el círculo de confianza que facilita las dinámicas de abuso. Por otro lado, es destacable que la edad de riesgo para sufrir abuso sexual online es superior a la edad de riesgo en los abusos sexuales tradicionales. Este hecho se corresponde con la utilización del entorno online de manera más autónoma entre los adolescentes más mayores respecto a los más pequeños.  Asimismo, diversos estudios han encontrado que la mayoría de los abusadores online son menores de 25 años. La literatura hasta la fecha establece una mayoría de relaciones abusivas a través de las TICs acordes con la definición de abuso sexual al ser generalmente delitos que no conllevan la utilización de la fuerza física, sino más bien el embaucamiento emocional del menor, el cual suele tener la expectativa de una relación afectiva e incluso sexual con el adulto con el que interacciona.

Internet como facilitador para perpetrar el abuso

Diversos autores han puesto de manifiesto diferentes características y peculiaridades del entorno online que facilitan el desarrollo de conductas de abuso, las cuales se detallan a continuación:

  1. Accesibilidad e incremento de víctimas potenciales. La capacidad para operar desde la distancia y en múltiples escenarios al mismo tiempo multiplica las oportunidades de acceso a menores desde cualquier lugar y en cualquier momento, aumentando las probabilidades de éxito para los abusadores.
  2. Anonimato. En el entorno online no siempre es posible saber quién es la persona con la que se mantiene la comunicación, ya que la creación de un perfil falso o la alteración de elementos de la identidad está al alcance de cualquier usuario. Los menores pueden tener la falsa creencia de que al otro lado se encuentra un igual o alguien un poco mayor que ellos/as, ignorando que podría tratarse de un adulto.
  3. Percepción de invisibilidad online. La capacidad para acceder a determinados entornos online sin ser identificado produce un efecto desinhibitorio que facilita que los usuarios exploren lugares a los que, de otra forma, no accederían.
  4. Ausencia de percepción de riesgo. La sensación de distancia segura que proporciona el entorno virtual al no estar expuesto físicamente dificulta la toma de conciencia sobre el riesgo de determinadas situaciones.
  5.  Menor supervisión parental. La utilización de diferentes dispositivos con conexión a Internet en su vida diaria, así como las múltiples plataformas como redes sociales, foros o juegos online, les expone con frecuencia a interacciones con extraños quedando ello fuera de los límites de control habituales.
  6. Nuevas posibilidades de socialización y experimentación. Llegada la adolescencia, los menores comienzan a desarrollar curiosidad en torno al tema de la sexualidad y las relaciones afectivas. El entorno online puede ofrecer entonces un nuevo ámbito en el que encontrar información no disponible en el medio natural.
  7. Disociación entre el entorno natural y virtual. En ocasiones se crea una diferenciación del entorno virtual respecto a la vida cotidiana del sujeto, influyendo sobre su subjetividad y sus límites habituales.
  8. Mayor velocidad e intensidad en las relaciones. Las relaciones afectivas que se pueden desarrollar en la intimidad del menor que interactúa sin supervisión a través de las TICs con un adulto, puede hacer que sean experimentadas con mayor intensidad que las relaciones habituales entre pares.
  9. Dificultades para empatizar. Al no ver las reacciones inmediatas de la víctima, las TICs pueden facilitar en el agresor conductas de insensibilidad seguidas de una falta de empatía hacia su sufrimiento.
  10. Prolongación indefinida del sufrimiento de la víctima. En muchas ocasiones el abusador posee material autogenerado por la víctima o grabado sin el conocimiento de esta (por ejemplo, a través de webcam) en el contexto de la relación abusiva. El adulto puede utilizar estrategias de manipulación y control sobre la víctima para mantener el abuso o para atormentarla tras su finalización, por ejemplo, a través de amenazas con la difusión del material.
  11. Ausencia de lugares seguros. La víctima puede sentir una total indefensión al poder ser localizada por diferentes medios (redes sociales, email, etc.) así como al poder ser identificada por conocidos de su entorno o familiares. Dado que los agresores pueden tener acceso a las redes sociales de las víctimas, sus listas de contactos, etc., o incluso la victima ha podido revelar dicha información en algún momento de la conversación, la sensación de inseguridad no desaparece en el hogar de la víctima.

Factores de riesgo del online grooming

En cuanto a los factores de riesgo del online grooming, diversos estudios muestran una mayor vulnerabilidad en las chicas a ser solicitadas sexualmente por adultos a través de las TICs. También se han encontrado cifras de victimización superiores en menores no heterosexuales o con cuestionamiento de su identidad sexual.

Asimismo, a medida que aumenta la edad de los menores se encuentran porcentajes mayores de victimización por online grooming. Esto choca con la típica imagen de vulnerabilidad basada en la inocencia de los niños más pequeños engañados por adultos. En la adolescencia aumenta la vulnerabilidad de los menores ya que, con el desarrollo de la sexualidad y el aumento el interés por las relaciones románticas es más probable que utilicen las TICs para interactuar y experimentar, lo cual puede ser aprovechado por potenciales abusadores.

Por su parte, diversos comportamientos de riesgo de los menores han aparecido asociados a una mayor probabilidad de sufrir online grooming, tales como conductas como acosar a otros, relacionarse con desconocidos o visitar páginas pornográficas, implicarse en sexting y el uso de chats. Además, más que determinados comportamientos específicos, es la combinación de varias conductas de riesgo lo que aparece relacionado con una mayor vulnerabilidad. Otro factor de riesgo asociado a la victimización sexual online, según diversos estudios, es la historia de abuso físico o sexual previo. Situaciones de abuso previas pueden derivar en problemas en el desarrollo emocional de los menores que pueden influir en dificultades a la hora de identificar señales sexuales inadecuadas por parte de adultos abusadores.

Consecuencias del online grooming

En cuanto a consecuencias del online grooming, se ha encontrado que los menores expuestos a explotación sexual online son más propensos a desarrollar trastornos del estado de ánimo como depresión. Al mismo tiempo la sintomatología parece incrementar la probabilidad de ser víctima de online grooming, tal y como sucede con otros tipos de victimización online como el cyberbullying. Por ejemplo, se ha encontrado que ser víctima de cyberbullying repercute en un incremento de sintomatología depresiva, y la sintomatología depresiva a su vez, aumenta la probabilidad de sufrir cyberbullying. Por otra parte, los menores con historias de explotación sexual online muestran mayor riesgo de desarrollar conductas desadaptadas como huidas del hogar, comportamientos de riesgo y victimización sexuales futura, así como abuso de alcohol y drogas. Asimismo, estos menores presentan mayores probabilidades de desarrollar problemas mentales graves como trastorno de estrés postraumático.

¿Por qué las relaciones entre adultos y adolescentes son inapropiadas?

Cuando la diferencia de edad entre el menor y el adulto abusador no es tan significativa o el adulto no cumple con el estereotipo de “extraño peligroso” se presentan dificultades a la hora de tomar conciencia de lo inadecuado de la relación sexual. Según numerosos estudios y especialistas, son diversas las razones por las que las relaciones entre adultos y menores son inapropiadas. En primer lugar, los niños y niñas tienen escasa o nula experiencia en el establecimiento de relaciones íntimas y románticas. La información que manejan los menores respecto al ámbito sexual es escasa, pudiendo ser manipulados e iniciados prematuramente en las actividades sexuales a manos del adulto que los manipula emocionalmente.  La asimetría de poder que se da en la relación afectiva con un adulto puede colocar a la víctima en una situación de dependencia, ejerciéndose sobre él una proyección emocional y afectiva que trate de incitar en el menor la propia aproximación al abuso. Además, varios autores exponen cómo la actividad sexual temprana de niños y niñas se ha encontrado relacionada con diversas conductas problemáticas como abuso de sustancias o delincuencia, así como con conductas de riesgo de tipo sexual como tener múltiples parejas, parejas mayores, no utilizar protección y embarazos no deseados.

En definitiva, es necesario resaltar las diferencias de poder que se crean en el seno de las relaciones afectivo-sexuales entre adultos y menores y que constituyen la base del abuso. Dejando claro la inequidad de experiencias de acuerdo con la inmadurez propia de la adolescencia, así como el impacto negativo que éstas pueden tener en el desarrollo sexual adecuado de los menores, se podrá trabajar en pro de la sensibilización y toma de conciencia social de la problemática.

¿Qué debemos hacer si conocemos víctimas de esta práctica?

La comunicación será esencial para poder actuar ante un caso de grooming, puesto que necesitamos que el menor sienta que puede pedirnos ayuda si se encuentra en una situación así. Ante una situación de grooming se debe:

  • Apoyar al menor de manera incondicional
  • No contactar con el acosador ni borrar información importante (guardar los chats, los mensajes, las fotografías y videos, etc.) de cara a las autoridades ya que el grooming se considera un delito.
  • No ceder al chantaje del acosador
  • Denunciarlo a la policía
  • Buscar ayuda psicológica para el menor, puesto que esta no deja de ser una experiencia traumática que podría acarrear consecuencias a largo plazo.

Laura Riera López

Psicóloga Col. No B-03323