¿Qué es la dislexia en niños?
El término «dislexia» abarca cualquier dificultad en la adquisición de habilidades de lectura y escritura, manifestándose como dificultad en el aprendizaje de la lectura, independientemente de factores educativos, socioculturales o habilidades en otras áreas.
Considerada como un trastorno de origen neurobiológico, la dislexia afecta a individuos desde la etapa escolar hasta la adultez. Su clasificación como trastorno de lectura se basa en criterios específicos evaluados mediante pruebas individuales que miden la comprensión y precisión. Esta alteración impacta negativamente en el rendimiento académico y en actividades diarias como reconocer palabras, comprender lo que leen o escribir de manera coherente.
Además, se consideran factores como el cociente intelectual y la historia vital para descartar posibles vínculos con déficits cognitivos o factores de riesgo durante el desarrollo.
Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), en función de las áreas académicas afectadas y de la posibilidad de compensar los déficits con apoyos adecuados, se establecen tres niveles: leve, moderado o grave.
– Nivel leve: Presenta algunas dificultades relacionadas con las aptitudes de aprendizaje en una o dos áreas académicas pero suficientemente leves para que pueda compensarlas con los apoyos adecuados o cuando se aplican adaptaciones adecuadas en el ámbito escolar.
– Nivel moderado: Presenta dificultades notables en las aptitudes de aprendizaje en una o más áreas académicas, de manera que el individuo necesitará ayuda notable en el ámbito académico, como apoyos intensivos y adaptaciones durante toda la edad escolar.
– Nivel grave: Dificultades graves en las aptitudes de aprendizaje que afectan a varias áreas académicas, de manera que el individuo necesitará ayuda muy notable, con una enseñanza constante, específica, individualizada e intensiva durante toda la edad escolar.
¿Cuál es el grado de prevalencia?
La dislexia es un trastorno del aprendizaje bastante común. Se estima que afecta aproximadamente al 5-10% de la población en general, aunque algunas investigaciones sugieren que podría ser incluso más alta, llegando hasta el 20% en algunos casos. La incidencia puede variar según la región y la metodología utilizada para diagnosticarla.
Es importante tener en cuenta que la dislexia no se limita a un grupo específico de personas; puede afectar a niños de diferentes orígenes y niveles socioeconómicos. Además, a menudo se presenta junto con otros trastornos del aprendizaje o dificultades, lo que puede complicar su diagnóstico.
Síntomas y ejemplos de dislexia infantil
La dislexia puede manifestarse de diferentes maneras en cada niño. Algunos signos académicos comunes incluyen:
1. Dificultades con la lectura: Pueden tener problemas para reconocer palabras, leer en voz alta con fluidez o comprender lo que han leído.
2. Problemas con la escritura: Pueden invertir letras o palabras, tener mala ortografía o dificultad para organizar sus pensamientos en la escritura.
3. Dificultades con el lenguaje: Algunos niños pueden tener problemas para encontrar las palabras correctas al hablar o seguir instrucciones complejas.
4. Bajo rendimiento académico: A pesar de tener un buen nivel de inteligencia, pueden tener dificultades en la escuela, especialmente en materias que requieren lectura y escritura.
Por otro lado, la dislexia en niños suele estar acompañada de problemas conductuales y emocionales como inestabilidad, falta de disciplina, resistencia, actitudes pasivas o agresivas, rechazo hacia la escuela, aislamiento y un sentimiento de inferioridad.
Estas características, a menudo subestimadas, desempeñan un papel crucial en la evolución del panorama clínico.
Los errores más comunes, como culpabilizar al niño por su bajo rendimiento académico o atribuir la causa a problemas psicológicos, pueden afectar negativamente su percepción de sí mismo, su confianza y su autoestima. Además, las preocupaciones y frustraciones de los padres ante las evidentes dificultades de sus hijos podrían impactar en el estado emocional del niño que padece dislexia. Por ello la dislexia no solo afecta el aprendizaje del niño, sino también su estado emocional y el de su familia. Es fundamental brindar apoyo emocional y estrategias de afrontamiento para ayudar a todos los involucrados a navegar este desafío de la mejor manera posible.
¿Cómo ayudar a un niño con dislexia?
Aquí hay algunas estrategias que pueden ser útiles:
Intervención temprana: Cuanto antes se identifique la dislexia, más efectivo será el apoyo. Programas de lectura específicos pueden ayudar a mejorar las habilidades.
Métodos multisensoriales: Utilizar diferentes sentidos (vista, oído, tacto) en el aprendizaje puede ser muy beneficioso. Por ejemplo, usar letras de papel de lija para que los niños las toquen mientras las dicen en voz alta.
Tecnología de apoyo: Hay muchas aplicaciones y herramientas que pueden ayudar a los niños con dislexia, como lectores de texto, software de dictado y programas de ortografía. Además, existen muchas aplicaciones diseñadas específicamente para ayudar a niños con dislexia. Pueden incluir juegos de fonética, actividades de lectura y escritura guiadas, entre otros recursos.
Ambiente de apoyo: Crear un entorno en casa y en la escuela donde el niño se sienta seguro y comprendido es crucial. La paciencia y el aliento son clave.
Educación personalizada: Trabajar con educadores que entiendan la dislexia y puedan adaptar su enseñanza a las necesidades del niño puede marcar una gran diferencia.
Apoyo emocional: Ofrecer ayuda y estrategias para manejar el estrés, la ansiedad y la baja autoestima que pueden acompañar la dislexia, así como desarrollar habilidades de afrontamiento y motivación.
Apoyo familiar y comunitario: Ofrecer programas y talleres para enseñar a los padres cómo apoyar a sus hijos en casa y participación en grupos para compartir experiencias y estrategias.
Ejemplos de Actividades por edades para realizar en casa
→ Niños de 3 a 5 años
- Juegos de Rimas: Jugar a encontrar palabras que rimen, como «gato» y «zapato». Puedes hacerlo cantando canciones o leyendo poemas infantiles.
- Sonidos Iniciales: Identificar el sonido inicial de las palabras. Puedes jugar a «¿Con qué sonido empieza?», usando objetos familiares (por ejemplo, «¿Con qué sonido empieza ‘pelota’?»).
- Construcción de Letras con Materiales: Usar plastilina, arena o bloques para formar letras. Esto ayuda a los niños a reconocer las formas de las letras de manera táctil y visual.
- Juegos de Memoria: Usa tarjetas con imágenes y palabras simples, y juega a encontrar las parejas. Esto mejora tanto la memoria visual como la asociación palabra-imagen.
- Leer Juntos: Leer libros ilustrados y pedir al niño que señale personajes, objetos o que te cuente lo que ve en las imágenes.
- Canciones con Movimientos: Canta canciones que incluyan acciones secuenciales, como «Cabeza, hombros, rodillas y pies». Esto ayuda a los niños a entender el orden y la secuencia.
→ Niños de 6 a 9 años
- Preguntas de Comprensión: Después de leer un párrafo o historia, haz preguntas sobre el contenido. ¿Quiénes son los personajes? ¿Qué pasó primero? ¿Qué crees que sucederá después?
- Dictado con Imágenes: Muéstrale una imagen y pídele que escriba una oración o una pequeña historia sobre lo que ve. Luego revisad juntos la ortografía y la estructura de la oración.
- Juego de Palabras: Escoge una palabra y pídele que piense en tantas palabras relacionadas como pueda (sinónimos, antónimos, palabras que comienzan con la misma letra, etc.).
- Cuentacuentos en Grupo: Invita a amigos o familiares a un cuentacuentos en grupo, donde cada uno lea una parte del cuento. Esto también puede ser una actividad social divertida.
→ Niños de 9 a 12 años
- Mapas Mentales y Organizadores Gráficos: Después de leer un texto, pide al niño que cree un mapa mental o un organizador gráfico que resuma la información principal. Esto ayuda a estructurar sus ideas y a visualizar la información.
- Preguntas Inferenciales: Desafía al niño con preguntas que no se respondan directamente en el texto, sino que requieran deducción o inferencia. Por ejemplo, «¿Por qué crees que el personaje hizo eso?» o «¿Qué crees que pasará después?»
- Uso de Listas de Palabras: Trabaja con listas de palabras de ortografía difícil, y práctica escribiéndolas en oraciones o en historias. Esto refuerza la memoria ortográfica y el uso de palabras en contexto.
- Juegos de Palabras Cruzadas y Sopa de Letras: Estos juegos refuerzan el reconocimiento de palabras y la ortografía de una manera lúdica y entretenida.
- Celebrar Logros: Es importante celebrar cada pequeño logro en lectura y escritura. Esto refuerza la autoestima y motiva al niño a seguir mejorando.
Las intervenciones para la dislexia en niños deben ser continuas y adaptarse a medida que el estudiante progresa. Es fundamental un enfoque integral que involucre a educadores, terapeutas, padres y el propio estudiante para lograr los mejores resultados.
En el gabinete, nosotras estaremos encantadas de poder ayudarte en el proceso, no dudes en ponerte en contacto con nuestro Equipo de Psicólogas Infantiles y los servicios que tenemos a tu disposición.
Arancha Lorente
Psicóloga Col. Nº B-03674