TDAH en niños

TDAH en niños

¿Qué es el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH)?

El Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por dificultades de atención, hiperactividad e impulsividad. Afecta al desarrollo y funcionamiento de diferentes áreas cerebrales y persiste a lo largo de toda la vida.

¿Qué entendemos por trastornos del neurodesarrollo?

Los trastornos del neurodesarrollo son un conjunto de dificultades cognitivas y conductuales que tienen su origen en la primera infancia o durante el proceso de desarrollo y afectarán a los diferentes procesos de adaptación, desarrollo cognitivo y conductual, con lo que la actividad del niño se verá alterada o limitada respecto a lo que sería esperable a su edad cronológica o desarrollo intelectual.

Diagnóstico del TDAH

El TDAH es un trastorno complejo, que requiere un correcto diagnóstico y una adecuada intervención. Tiene una alta comorbilidad, esto significa que es frecuente que se presente junto con otros trastornos como los trastornos de aprendizaje, de conducta, autismo o trastornos afectivos entre otros.

Actualmente, contamos con dos sistemas de clasificación, el DSM-5 (Manual estadístico de los trastornos mentales, 5ª edición, publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría, APA) que es el más utilizado, y por otro lado, el CIE-10 (Clasificación Internacional de Enfermedades Mentales de la OMS).

Según, el DSM-5, el TDAH se incluye dentro de los trastornos del neurodesarrollo y engloba un conjunto de síntomas que deben estar presentes para llegar al diagnóstico.

¿Cuáles son los principales síntomas?  

Los principales síntomas que nos encontramos, son de inatención, desorganización y/o impulsividad/hiperactividad que se presentan de forma excesiva a la edad o nivel de desarrollo cognitivo.

La inatención, impulsividad o hiperactividad tiene que conllevar un problema para poder hablar de un trastorno. Si no conlleva un problema o un deterioro en su funcionamiento escolar, social o familiar no podríamos hablar de que es un trastorno.

Actualmente se reconocen tres presentaciones clínicas según la presencia o ausencia de determinados síntomas particulares, de forma que nos encontramos con tres subtipos clínicos, según el DSM-5:

  • Combinado: Se dan criterios de inatención e hiperactividad/impulsividad.
  • Presentación predominante de falta de atención: Se cumplen los criterios de inatención pero no de hiperactividad/impulsividad.
  • Presentación predominante hiperactiva-impulsiva: Si se cumplen criterios de hiperactividad-impulsividad pero no de inatención.
Déficit de atención
  • Déficit de atención: Según el DSM-5, en niños de más de 6 años se deben cumplir 6 o más de los siguientes síntomas, y en mayores de 16 años serían necesarios cumplir 5 o más criterios:
    • No presta atención suficiente a los detalles o incurre en errores por descuido en las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades.
    • Tiene dificultad para mantener la atención en actividades lúdicas y académicas, pasan rápido de una actividad a otra.
    • Parece no escuchar cuando se le habla directamente.
    • No sigue instrucciones y no finaliza tareas escolares, encargos u obligaciones.
    • Tiene dificultades para organizar tareas o actividades.
    • Evita tareas que requieren esfuerzo mental sostenido.
    • Pierde objetos necesarios para tareas o actividades, es olvidadizo.
    • Se distrae fácilmente con estímulos irrelevantes, le cuesta mantener la atención en las tareas.
    • Es descuidado en las actividades diarias.
Hiperactividad e Impulsividad
  • Hiperactividad e Impulsividad: Para que se cumpla la sintomatología de hiperactividad o Impulsividad deben estar presentes 6 o más de los siguientes síntomas; y en la edad adulta o adolescente (a partir de los 16 años) 5 o más:  
    • Mueve en exceso manos o pies o se remueve del asiento.
    • Se levanta en situaciones en las que se espera que permanezca sentado (haciendo deberes, comiendo, mirando la tele, etc.).
    • Corre y salta en situaciones inapropiadas para hacerlo, inquietud motriz.
    • Tiene dificultades para jugar o participar en actividades de ocio de forma tranquila,“está en marcha” como si tuviera un “motor”.
    • Habla en exceso.
    • Se precipita en la respuesta antes de que acaben la pregunta.
    • Tiene dificultades para guardar turno, no puede inhibir la respuesta.
    • Interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros.

Los síntomas afectan a cada persona en diferente grado, en el DSM-5 se contemplan tres niveles de gravedad: leve, moderado o severo.

Todos estos síntomas deben estar presentes antes de los 12 años y tienen que darse en dos o más ambientes (ej: trabajo, casa, con los amigos, actividades extraescolares, etc.), además estas dificultades deben interferir claramente en el funcionamiento de la persona.

Causas del TDAH y prevalencia

Es un trastorno de origen neurobiológico con una alta heredabilidad. En las causas, influirán factores genéticos y ambientales, produciéndose alteraciones cualitativas y cuantitativas en el proceso de maduración cerebral afectando tanto a nivel de neuroquímica cerebral (alteración de neurotransmisores, principalmente dopamina y noradrenalina) como a nivel estructural, disminuyendo el volumen cerebral.

Nos encontramos con una alta prevalencia, aproximadamente de un 3-7% de la población en edad escolar y de un 4% en adultos.

Tratamiento del TDAH en niños

Tratamiento del TDAH en niños

Tenemos que tener en cuenta, que el TDAH es un trastorno de difícil manejo con lo que requerirá de una intervención multimodal y específica.

El objetivo de la intervención, no es que desaparezcan los síntomas, sino adaptarse al trastorno y conseguir una buena adaptación familiar, académica y social.

El tratamiento de elección debe ser multimodal, las dos intervenciones principales son la farmacológica y la psicosocial, aunque hay que tener presente que la medicación no siempre será una opción viable. El tratamiento psicológico que cuenta con más evidencia actualmente, es la terapia cognitivo-conductual. En la etapa escolar, será fundamental incluir el entrenamiento a padres para mejorar la conducta y las manifestaciones clínicas, y conseguir un buen manejo de las dificultades.

Si es un TDAH leve, se recomienda empezar por una intervención no farmacológica, priorizando el tratamiento psicológico, y en el caso de que éste no funcione se debería valorar la necesidad de incluir un tratamiento farmacológico.

En los casos de TDAH moderado-grave se recomienda el tratamiento combinado farmacológico junto con la intervención psicológica con Terapia Cognitivo-Conductual.

En la edad adulta, se optaría por una intervención Cognitivo-Conductual, directamente con la persona.

Un abordaje precoz y una adecuada intervención ayudará a una buena evolución del trastorno y a superar las dificultades que se vayan encontrando a lo largo de su vida.

Mónica Arca Pérez
Psicóloga General Sanitaria
Nº Col.: B-02760